BECQUER…

Lo sabía, la hora exacta en la que entra uno de mis parroquianos preferidos.

A Bécquer le gusta entrar en “La Parroquia” a la hora en la que los románticos más románticos se ponen. Llega, se mesa su perilla, coge la tiza de la barra y la pone a su lado y  así espera a que las musas de su barrio bajen para atosigarlo.

El maestro es al único que le deja escribir en la barra. Bécquer lo sabe y entre cuenta y cuenta de tapeo embelesa  al público femenino con alguna de sus ocurrencias. Si Gustavo Adolfo saca su labia los demás podemos cerrar el chiringuito.

Aún se recuerda en la barra de La Parroquia aquella vez que entró sin dinero y con dos copitas de amontillado de más y mirando al maestro le soltó un improvisado:

“¿Qué es poesía?, dices mientras clavas

en mi pupila tu pupila azul.

¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas

Poesía… eres tú.”

No le dio tiempo a terminar el poema cuando el maestro le soltó un “Lo que tú quieras miarma pero cierra la puerta bien que tengo puesto el aire”…desde aquel día Bécquer al entrar lo primero que hace es ver si el aire acondicionado está encendido.

 

Bécquer es pura rima…

 

¡MAESTR0, PONLE OTRA COPITA A BÉCQUER!